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Koe no Katachi

Resulta que hoy mismo he visto esta película, pero no es una cualquiera, sino que me hizo reflexionar tanto que he tomado la decisión de dedicar una entrada para "Koe no Katashi (聲の形)", premiado como el mejor cine animado en <Tokyo Anime Award Festival>. Aviso que el tema a tratar es bastante más serio y real de lo que viene siendo la película como tal, por lo que no voy a enrrollarme mucho en el argumento en sí, sino que voy a centrarme más en las reflexiones personales sobre dicho tema y lo que pienso que me ha transmitido la película.

 

"Koe no Katashi (聲の形)" es una película anime de drama escolar escrito por Reiko Yoshida, dirigido por Naoko Yamada y animado por, de nuevo, Kyoto Animation.

Entre otras cosas, y más a menudo que muchas, el ser humano es cruel y cobarde. Pero por razones de conveniencia, tiene memoria flaca y sólo se acuerda de su propia crueldad y su cobardía cuando le interesa. Así es como definiría a los personajes que aparecen en esta historia. Quizás por eso la palabra remordimiento es de las menos complacientes que el hombre conoce, de las menos compatibles con su egoísmo y su baja moral.

Shoko Nishimiya, estudiante sorda de nacimiento que sufrió acoso escolar en su época de primaria, e Ishida Shouya, señalado por las autoridades de la escuela como único responsable de ese acoso y que forzó a Nishimiya cambiar de escuela, son nuestros protagonistas. Pero a causa de ese incidente, Ishida Shouya empieza a ser acosado también en el colegio por sus propios compañeros, al mismo tiempo que pierde las amistades con sus dos mejores amigos.

Cinco años más tarde, Ishida, que sigue sin salir de su situación, intenta corregir y pagar por sus pecados frente a Nishimiya.


El acoso escolar, la integración de los discapacitados a la sociedad y el suicidio no es un tema al que estamos muy familiarizados, pero tampoco es un tema que está totalmente fuera de nuestro alcance. Pues claro, ya que lo más miserable no es la crueldad de las que se oficiaron de verdugos, sino la actitud miserable del resto; la cobardía, el lavarse las manos, la indiferencia de los compañeros en clase, pues, ¿podrías decir con total seguridad de que nunca has sido testigo del acoso? y si lo fueras, ¿podrías decir con absoluta certeza de que nunca lo dejaste pasar? Desgraciadamente muchos somos así, nunca consideramos la tragedia asunto nuestro, a menos que nos toque a nosotros. Pues, ocasionalmente, eso ocurrió, le tocó a Ishida soportar lo mismo que soportó Nishimiya antes de que ésta cambiase de escuela.

Pero al principio, lo que pareció un castigo merecido, se tornó de otra manera, puesto que, lo que más conmovió de esta película son los actos posteriores de Ishida; de verle como superar barrera tras barrera para afrontar y asumir la responsabilidad de sus propios actos, de cómo trata a los demás como humanos y cómo deja de tratarse a sí mismo como humano, de cómo acude a esa palabra remordimiento que tan poco pronunciamos los seres humanos y de cómo finalmente se convierte en una persona realmente espléndida y humilde.

Es necesario resaltar el gran trabajo de la madre de Ishida, consecuencia directa de los cambios de su hijo. El presenciar cómo su madre, soltera, sin una competencia económica elevada, tenía que pagar por todo lo que hizo Ishida, desde el desembolso de todo el dinero por los numerosos aparatos que estropeó, hasta la agresión física, en la que fue desgajada por completo el pendiente de la oreja derecha, además de no quejarse ni echar la culpa en ningún momento a su hijo. Estoy seguro de que dicha escena está grabada permanentemente en la mente de Ishida. Pero claro, ¿quién no ha pasado por esa edad de adolescencia? El objetivo es llevarnos a un contexto de esa época llena de indecisiones, dudas, miedo, rebedía... en donde dependemos en la mayoría de las ocasiones de los juicios de la sociedad de la que nos rodea.

Por otro lado, Shoko Nishimiya nos muestra de una manera muy verídica, la frustración y el desengaño que se siente una persona con discapacidad, sobre todo esa condición por falta de audición, en el que muestra cómo ella intenta comunicar y comprender al resto, mientras que éstos últimos no lo hacen. Lo más interesante es cómo Nishimiya, tras todos los acontecimientos negativos que recayó sobre ella, permanece siendo una persona simple, humilde y pura, a pesar de que en un momento pretendió suicidarse.

Dejando los numerosos temas sociológicos que aborda Koe no Katachi, la otra misión de ésta es buscar las verdaderas amistades entre el individuo, la sociedad y la familia. Koe no Katachi nos exhibe una esperanza en el comportamiento de las personas, en una humanidad que puede ser definido por la bondad y la empatía.

 

La evolución y el desarrollo de la historia es excepcional. Pues para tal trama que tiene tantas escenas retrospectivas me pareció muy agradable seguir el hilo de la historia. Asimismo el manejo de los personajes es igual de magnífico, ya que realmente nos hace empático a ellos y se esfuerza en dar cada una de las perspectivas de cada personaje.

 

Y esa animación en el que me faltan expresiones para describirlo. Simplemente otro gran trabajo por parte de Tokyo Animation, y especialmente quiero remarcar el trabajo de Saori Hayami como actora de voz de Nishimiya, ya que entiendo perfectamente lo difícil que es tener que imitar la desentonación en los enunciados cuando un mudo intenta hablar, y sinceramente no soy capaz de imaginarme una actuación mejor de la que presentó Hayami.

 

El soundtrack es también muy curioso. En esta ocasión llama mucho la atención por tener una mezcla entre rock y folclore japonés, que aunque a primera vista pueda parecer un fracaso, personalmente me pareció muy refrescante.

 

Concluyendo, Koi no Katachi cuenta una historia muy realista, en el que intenta ejemplificar los problemas y las desgracias que ocurren actualmente en nuestra sociedad. Sin duda alguna tiene una trama muy innovador en el mundo del anime, y nos hará reflexionar a todos y todas tomando juicios sobre lo que realmente es para nosotros la amistad, la familia y la sociedad.

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